domingo, 24 de noviembre de 2013

Entrevista a Pago AYLÉS

El Pago siempre rememora el terruño, lugar único y sensible. La fantástica comunión con la viña y su entorno eso es Aylés, una bodega que añade a sus vinos la experiencia y esfuerzo de su gente. Lo demás es historia y ¡vaya si la tiene!. Vinos con personalidad hechos con cariño, respetando su entorno, con aromas a naturaleza viva. El deseo de un gran hombre se hizo realidad en Aylés: su visión, amor al vino y el campo ha dado sus frutos. La Bodega y sus vinos recorren el mundo con la frente bien alta y el trabajo bien hecho. Salud!))

Imagen tomada de la web Pago Aylés

Pago Aylés

Entrevista mantenida en la Bodega Pago Aylés con Inmaculada Ramón Reula, miembro del Consejo de Administración y Directora de Elaboración y Félix Moreno Valiente, Director Comercial.
Inmaculada Ramón Reula
Félix Moreno Valiente

Pago Aylés

C.S.        Muchas gracias por la invitación y concederme la entrevista
I.R.         A ti por venir
C.S.        Cuéntame, ¿cómo nace el proyecto AYLÉS? Sabemos que en 1992 se compra la finca, y se llamaba Bodega “Señorío de Aylés”
I.R.         No, la finca se llamaba Aylés, sólo Aylés. Aún no estaba la bodega. Se ha llamado Aylés siempre, los primeros documentos que encontramos se remontan al S. XII.
Pago Aylés
C.S.        Y el nombre ¿sabéis de dónde proviene? ¿es un nombre árabe?
I.R.         No, la “Y” marca como castellano antiguo, porque ahora apenas se utiliza en los nombres, pero no sabemos de dónde es. Es más, si escribes “Aylés” en un buscador de Internet salen muchas personas con el apellido Aylés, así, tal cual suena y lo encontramos en Estados Unidos y en Inglaterra, ¡fíjate si quedan lejos!  En el Polo Norte hay un iceberg con el nombre de Aylés. Nos gustó mucho el nombre. Es muy sonoro, es corto y cuando se hizo la bodega pensamos llamar directamente al vino “Aylés”
C.S.        Es curioso.
I.R.         La verdad es que sí, es un nombre curioso. A mí me gustaría saber de dónde proviene el topónimo. Quizá pregunte en la Universidad a ver si me pueden ayudar a averiguarlo, porque es un nombre muy singular.
Pago Aylés

C.S.        Sí, la verdad es que es un nombre singular.
F.M.      Un historiador hizo un estudio y encontró la documentación donde iba saliendo el pueblo.
I.R.         Sí encontró el nombre del pueblo pero no lo que puede significar el nombre o de dónde viene el nombre.
C.S.        La bodega en sí, esto era una zona donde había monjes cistercienses establecidos.
I.R.         Sí, en esta zona.
Pago Aylés

C.S.        ¿Tenían establecido un convento aquí?
I.R.         No, convento no hubo. Esto era una zona que roturaron ellos. Toda esta zona era musulmana y cuando la conquistaron los soldados, los monjes iban como de avanzadilla, iban labrando, roturando, plantando... La finca Aylés entonces ya existía como tal, ya la llamaban Aylés y fue cuando comenzaron a plantar viña, olivo, cereal… los típicos cultivos de la zona. Hubo unos años que sí que coincidieron los monjes cistercienses en el Monasterio de Rueda y  en esta finca. Posteriormente, la finca pasó a manos de la nobleza y durante unos siglos estuvo en sus manos. Tras ellos la finca pasó a manos de una familia que la mantuvo hasta que la descubrió mi padre a principios de los 90. Lo más curioso es que después de tantos siglos la finca se mantiene intacta, no ha sido dividida en parcelas más pequeñas. Aylés es una finca muy grande, tiene 3.000 Ha y sigue estando “en una sola pieza”. Durante mucho tiempo fue aldea, municipio propio, y ahora depende de Mezalocha.  La finca se compró en el año 1992.  Estaba muy dejada, hubo que poner en marcha prácticamente todo, lo cual a mi padre le gustó mucho porque era un enamorado del campo. Estamos en el año 2013 y empieza a lucirse todo el trabajo y el esfuerzo hecho por mi padre y seguido luego por todos nosotros, pero fueron muchos años de duro trabajo…
C.S.        Contadme los 20 años que lleváis en la finca…
I.R.         Primero hicimos un estudio de aprovechamiento de la finca, de lo que podíamos hacer con ella, de ver lo que iba a funcionar mejor. La viña enseguida salió, obviamente, porque esta zona es de mucho viñedo, con  tierras estupendas para ello y enseguida nos ilusionamos con el proyecto. Las primeras plantaciones son del año 1995.
Pago Aylés

C.S.        ¿Qué tipo suelo tenéis?
I.R.         Arcilloso-calcáreo como en casi toda la zona. Dentro de la finca, en el estudio de zonificación que tenemos, hay distintas parcelas que tienen distinta composiciones de  tierras. De hecho, hay zonas aptas donde se permite plantar viñedo de Pago y hay otras que no. Dentro de  las 3000 Ha. de Aylés, no todas tienen la calidad exigida para hacer una plantación de Pago.
C.S.        ¿Cómo habéis llegado a la categoría Vinos de Pago?
I.R.        Cuando llevábamos ya con la bodega unos 5 años, mi padre se empezó a dar cuenta del potencial tan bueno que teníamos aquí, que lo que nos habíamos imaginado se estaba haciendo realidad. Le hablaron de los Vinos de Pago, de los requisitos que había que cumplir, que solamente se daban en Castilla y se dio cuenta de que Aylés cumplía prácticamente con todos ellos. A partir de ahí, tuvimos que demostrarlo, hubo que hacer unos estudios de tierras, de zonificación, llevado a cabo por ingenieros agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid. Las conclusiones que se extraen de este estudio es que la finca tiene un microclima propio y unas tierras excelentes para el cultivo de la vid. Tenemos unas características propias que hacen que la finca sea única.
            Otro estudio hecho por la Universidad de Zaragoza, sección de Química Analítica de la Facultad de Ciencias, avaló la singularidad de los vinos de Aylés. Tanto el análisis sensorial como el análisis químico de los componentes del aroma, afirman que nuestro vinos son especiales aromáticamente y diferentes a los del entorno. En definitiva y resumiendo mucho, que de esas tierras que son especiales y  diferentes, se obtiene un vino diferente.
Pago Aylés

C.S.        La finca es un espacio protegido ¿verdad?
I.R.         Sí, es un espacio protegido tanto de fauna como de flora por la U.E. Y hay mucha diversidad. Deben de vivir muy bien aquí, porque ¡no se van! Les gusta mucho Aylés. Están tan a gusto entre las uvas…   Todo eso se nota en la personalidad del  vino. Sus aromas nos expresan la variedad de flora que tenemos alrededor. Mi padre se dio cuenta de que cumplíamos todos los requisitos. Pero la normativa no es nacional, sino dependiente de las CC.AA. Entonces, en Castilla La Mancha sí que había Vinos de Pago, y en el resto de España aún no había. Después de hacer esos estudios, que simplemente el de zonificación duró un año y medio de trabajo, pedimos la solicitud a la D.G.A. Resultó un trabajo muy duro y muy largo.
C.S.        ¿Cómo nace esto del Pago?
I.R.         Por querer diferenciarnos, por querer tener un plus de calidad.
Pago Aylés

C.S.        Además de las D.O. en España, ¿por qué se crea el Pago?  En este momento, incluyéndoles a Uds. hay 15 en España. Hay mucha gente que esto no lo sabe. P.ej. en Asia y en otras partes del mundo no se conoce esto. Me gustaría que lo explicases.
I.R.         Nos hemos dado cuenta, tras 3 años trabajando con el Vino de Pago, que todo el esfuerzo invertido mereció la pena. Estamos muy contentos. Aunque también te das cuenta de que el consumidor no sabe qué es un Vino de Pago.  La definición de Vino de Pago: Paraje o sitio rural con características edáficas y de microclima propio, que lo diferencian y lo distinguen de otros de su entorno (…) de cuyos viñedos se obtienen vinos con rasgos y cualidades singulares (…)
            Un vino de Pago tiene que cumplir por definición unos requisitos, de la tierra, un microclima especial; que en esa tierra especial tienes plantadas unas viñas que van a dar una uva diferente, porque están allí, uvas que van a producir un vino también único y singular que se va a diferenciar de los de alrededor. Eso es un Vino de Pago. Lo que ocurre es que además de todas esas cosas, necesitas cumplir con muchas obligaciones relacionadas con el proceso de producción, de elaboración, de calidad, de embotellado…al final, todo lo que te avale máxima calidad.
C.S.        Esto ocurre solamente en España ¿no?
I.R.         Sí, pero es como el Chateau Francés, que las diferenciaciones están en la tierra, son distintas a las nuestras.
F.M.      También existen otros requisitos territoriales y geográficos, quiero decir, para ser un Vino de Pago la bodega debe de estar en el viñedo y éste debe estar perfectamente acotado. No se puede tener un Pago  X, si mi bodega está aquí y el viñedo a 15 km.
Pago Aylés

C.S.        ¿Siguen estando dentro de la D.O. Cariñena?
F.M.      Hay parte de nuestro viñedo que sí que pertenece a la D.O.
I.R.         Sí, otro de los requisitos que hay que cumplir es que el viñedo tiene que tener un mínimo de antigüedad. Y actualmente no todo nuestro viñedo lo cumple, por lo que con esas viñas no podemos elaborar Vino de Pago y sí vinos con DO. 
F.M.      Bajo mi experiencia, la manera más directa y sencilla de explicar todo esto al consumidor final, es indicando que un Vino de Pago se traduce en  la “diferenciación”; nuestros vinos son distintos a cualquier otro vino que se produce en nuestro entorno. Este es el quid de la cuestión.
I.R.         Yo creo que es lo más importante: diferenciación.
F.M.      Por todo lo que implica esa diferenciación es como si fuese una denominación de origen propia. Hay D.O. Rioja, D.O. Rias Baixas…D.O. Pago Aylés. La diferenciación implica que Aylés es una denominación de origen en sí misma. Única y exclusiva. ¿Dónde posicionas esto? Pues con el sistema piramidal de calidad que existe, lo ponemos arriba.
I.R.         Porque somos pocos los que conseguimos cumplir todos los requisitos de calidad y singularidad que se requieren.
F.M.      Comparándolo con el sistema de vino francés, sería similar al Grand Cru Classe francés. Es la forma más sencilla de explicar qué es el Vino de Pago al importador de otro país.
Pago Aylés

C.S.        El hecho de ser una “D.O. propia” ¿no tenéis un apoyo externo? Una bodega que está en una D.O. tiene el apoyo del grupo de la D.O…
I.R.         Ya te entiendo. No, en este caso nosotros estamos solos.
C.S.        O sea, por un lado es una diferenciación, una exclusividad, pero aparte es una responsabilidad.
F.M.      Exactamente, dependemos exclusivamente de nosotros, para lo bueno y para lo malo.
I.R.         Pero también nosotros somos los únicos que queremos que el vino esté estupendo…porque es “nuestro vino”. Es un nivel auto exigido. Somos los mayores interesados y responsables de que nuestros vinos gusten mucho y así mantener nuestra reputación.
Pago Aylés

C.S.        Me ha encantado la explicación, es muy clara. ¿Cuál es la cepa más antigua que tenéis plantada en la finca?
I.R.         Tenemos unas de los años 40, de garnacha blanca. Cuando mi padre compró la finca ya estaban.
C.S.        Y esa ¿está dentro del terreno de Pago?
I.R.         No, esa no está dentro de Pago. De hecho hay muy poquitas vides y no las utilizamos ahora. Tienen ahora un rendimiento muy bajo.  La primera plantación que hizo mi familia es del año 1995. Pero en Aylés siempre ha habido viña.
C.S.        ¿Qué variedades habéis plantado?
I.R.         Garnacha, Tempranillo, Merlot, Cabernet. Estas fueron las primeras variedades que plantamos, las primeras 25 Ha. Luego se siguió con Chardonnay, y con Syrah, y queremos plantar un poco más. Queremos seguir las plantaciones con garnacha. Poco a poco… despacito y con buena letra…
C.S.        Qué vino es el más han vendido hasta el momento y que mejor aceptación ha tenido en el mercado?
I.R.         El Aldeya Garnacha.
F.M.      Esta es una pregunta con trampa. El que más se vende es el de mejor relación calidad-precio, dada la situación económica actual. El que más aceptación…creo que un poco todos, distintos entre sí, para públicos y momentos distintos.
Pago Aylés

C.S.        ¿Cómo habéis planteado la exportación? Es un trabajo muy complicado en estos momentos.
I.R.         Sí, es muy complicado. En un principio Aylés exportaba muy poquito, era todo consumo nacional y en estos momentos exportamos aproximadamente un 65-70% de la producción. Hace unos años que nos dimos cuenta que las cosas se complicaban en el mercado nacional y supimos que algo había que hacer: cambiar nuestra política comercial.
C.S.        ¿Les ha afectado la crisis? ¿de qué manera?
I.R.         Obviamente que nos ha afectado, como a todo el mundo.
Inmaculada Ramón Reula

C.S.        Uds. vieron que había una crisis en ciernes y se dieron cuenta de que tenían que salir a vender ¿no? ¿Cómo lo habéis hecho, haciendo una piña toda la bodega?
I.R.         Exactamente, así fue. Los esfuerzos se centraron en la exportación. Comenzamos a salir más a otros países. Hubo que ampliar plantilla para dar apoyo al Departamento Comercial. Yendo no sólo a ferias nacionales, sino a otros países: Alemania, Reino Unido, Malasia…a presentar el vino al mundo.
F.M.      Para nosotros ha sido anticíclico. Llegó casi al mismo tiempo el reconocimiento del Vino de Pago y los momentos más duros de la crisis que atravesamos en España. Pero teníamos la idea prefijada de que íbamos a echar toda la carne en el asador cuando el reconocimiento de Pago llegase. La crisis no nos ha restado esfuerzo ni ilusión, sino todo lo contrario, cuanto más duro estaba el tema,  la propiedad y el equipo de bodega  puso más esfuerzo y más confianza en un proyecto que no ha sido algo instantáneo, de 2 o 3 años, estamos hablando de un proyecto de 10-15 años. Seguimos haciéndolo ahora la crisis nos ha hecho empujar más: ¿hay crisis? Si no quieres taza, taza y media, encima de que somos maños (risas) somos cabezotas. La crisis nos ha dado más fuerza que afectarnos negativamente.
Pago Aylés

C.S.        Esto es importante porque la gente debe saber que el trabajo sin sacrificio, no es nada. Hacer dinero en un año ó en dos y me retiro, no existe.
F.M.      Este proyecto no es casual.
I.R.         Llevamos 20 años de trabajo detrás y se están viendo los frutos desde hace muy poco tiempo. Han sido muchos años de mantenerse, seguir trabajando y tener la convicción de hacerlo. Y hay momentos en que llegas a pensar ¿me estaré equivocando? Pero ya hemos dicho que somos maños, y estábamos empeñados en algo que creemos que es importante. Se tienen momentos de todo, pero la verdad es que después de haber trabajado tanto y después de mucho tiempo, te da una gran satisfacción ver que has llegado a esto, ¡y hay que seguir trabajando! Queda mucho camino por recorrer, esto sólo es el principio. Al final, aquí hay 15 personas trabajando y podemos vivir todos de este proyecto, eso es algo que hay que tener en cuenta.
C.S.        Eso es una gran responsabilidad, darle trabajo a tanta gente.
I.R.         Si que lo es. No es una empresa de 500 personas, pero que 15 familias vivimos de la bodega y esperamos que más en el futuro.
Pago Aylés

C.S.        Y además el entorno, este entorno está vivo, y lo está, ¡¡¡porque la bodega está aquí!!!
I.R.         Exacto, así es.
C.S.        ¿Qué parte de la producción la vendéis en el mercado nacional?
I.R.         Pues si la exportación es un 65-70%, el nacional es un 30-35%. También hay que decir que el mercado nacional ha aumentado notablemente estos tres últimos años y sigue aumentado más gracias al Pago; antes el mercado era prácticamente Zaragoza.
F.M.      Sí, y ahora estamos cubriendo aproximadamente el 70% de España.
C.S.        ¿Y qué tipo de vinos? ¿Más de alta gama? ¿O hay de todo?
F.M.      Hay de todo. Nuestra gama alta es el “3 de 3000”. Pero por su precio no es un vino para diario, obviamente. La gama media-alta la componen el 70% de nuestros vinos, representando el vino de Pago aproximadamente un  33-35%. Y es en este terreno donde nos movemos.
C.S.        ¿Qué producción tenéis en botellas?
I.R.         Exportación  en botellas aprox. 400.000 botellas, en total unas 600.000 botellas, dependiendo de la producción del año. Este año, ¡la cosecha tiene muy buena pinta!
Pago Aylés

C.S.        La cosecha de este año ¿va a ser como la del año 2004?
F.M.      Es muy pronto para hablar, aunque puede estar entre la del 2004 y la del 2000.
C.S.        ¿Cómo veis el futuro y qué planes tenéis a largo plazo?
I.R.         El futuro que veo y nuestros planes deben ir juntos, queremos seguir creciendo y fidelizando a nuestros clientes, que nos conozcan, reconozcan y sigan trabajando y confiando en nosotros. Desde nuestros importadores a nuestros distribuidores y sobre todo el consumidor final que es quien nos examina cada día. Nuestro reto es mantener nuestras relaciones durante mucho tiempo y que la persona que beba un Aylés reconozca nuestro estilo y calidad. Si conseguimos esto estaremos muy satisfechos.
C.S.        ¿Cuántas personas trabajan en la Finca?
I.R.         Quince personas normalmente, pero cuando hay momentos de trabajo puntuales, por ejemplo en la época de poda, hay que meter una cuadrilla de 20 personas para ayudar. Pero en el día a día somos 15. Que para ser  campo, es una buena plantilla.
Pago Aylés

C.S.        ¿Queréis agregar algún mensaje?
I.R.         Espero que hayamos podido transmitir el mensaje más importante. Que quede clara la explicación de “qué es el Vino de Pago”, por el desconocimiento que hay. Que la gente lo reconozca como diferenciación y calidad. Que se sepa que hay mucho trabajo detrás.
C.S.        ¿En la bodega trabajáis toda la familia?
I.R.         Sí, trabajamos la familia, y sin que suene cursi, todos los que trabajamos nos sentimos familia.
C.S.        Sí, se nota
I.R.         Entre nosotros tenemos muy buena relación, tenemos casi todos las mismas edades. Todos pasamos por las mismas situaciones personales similares. Estamos aquí todos los días juntos. Lo más importa de Aylés es eso, el grupo de personas. Tener un equipo bueno de gente es muy importante, es lo mejor que te puede pasar. Hay que cuidar la viña muy bien para que luego te salga un mejor vino, pero tener confianza en la gente con la que trabajas es una gozada. Siempre hay problemas, pero con gente de confianza, se afrontan mucho mejor las situaciones y se encuentran las soluciones.
F.M.      Es un lujo. Es algo que no se puede valorar.
Pago Aylés

C.S.        La importancia de esto genera energía al exterior.
F.M.      Todo se transmite. ¡Hasta el vino lo nota!
I.R.         Sí, se nota en el producto. Si no se trabaja a gusto, se hace “mala uva” y con “mala uva” no se puede hacer buen vino (risas) Cuando veo a gente que está tan mal con sus trabajos, que lo pasan tan mal…me da apuro decir que yo no estoy mal, que estoy encantada de la vida. Y no es que viva en un mundo irreal, que tenemos también problemas: el cliente que se te enfada, qué pasa con este depósito que no termina de fermentar, una máquina que se estropea y la reparación cuesta un dineral…Que todos tenemos nuestras noches en vela.
F.M.      Y el negocio del vino, que no hay dos años iguales…Esto es lo maravilloso. Se te presentan retos día a día.


C.S.     Muchas gracias por la entrevista. In vino veritas, longae vitae!))



                                                              http://www.pagoayles.com/

lunes, 18 de noviembre de 2013

ENTREVISTA AL ENÓLOGO JUAN M. GONZALVO @expertoenvinos




C.S.
¿Cuánto hace que estás en el del mundo del vino, cuánto hace que desarrollas esta profesión?
J.M.
Terminé mis estudios, soy licenciado en Químicas, terminé en el año 96 y mi proyecto de fin de carrera versó sobre el vino, “Química Analítica de Vinos”. Empecé a trabajar en una bodega del Somontano, en Viñas del Vero, en prácticas, para terminar de desarrollar mi Proyecto de Fin de Carrera y ya incorporarme al trabajo y desde entonces no he salido del sector, desde el 96, 17 años trabajando en esto, de una manera o de otra. He hecho un poco de todo.
C.S.
¿Qué te llevó a la elaboración del vino?
J.M.
En un primer momento entré en el laboratorio de control de calidad de los procesos de una bodega y me llamaba mucho la atención la parte de la bodega, la parte de la elaboración, la parte de la recepción de la uva, de la fermentación, todas estas cosas. Poco a poco me fui interesando por esto, más que por el laboratorio en sí. El laboratorio Químico me parecía poco real, y yo buscaba la parte real del vino, por qué pasaban las cosas. No buscaba la reacción química, sino buscar la razón real de cómo se hacía el vino y todas esta parte más tangible de la bodega, y de allí salté de una bodega a otra y no lo he dejado.
C.S.
¿Cuál es tu mayor debilidad con respecto a los vinos?
J.M.
A mí me gusta un tipo de vino bastante determinado, que tenga mucha cantidad de fruta, muy frescos, muy perfumados, con bastante juventud.  No me gustan los vinos muy viejos, me gustan más bien jóvenes, me gusta la garnacha más bien joven, que tiene esa rabia, esos giros.
C.S.
¡Eso es muy aragonés!
J.M.
Sí es muy aragonés. Y quizá la parte que más me gusta es imaginarme … en la fase, cuando estás catando el vino la gente en lo que se fija en el color, se fija en el aroma, se fija en el gusto.  Yo estoy muy centrado desde hace bastante tiempo en hacer vinos que sean agradables al tacto. La vista, el olfato y el gusto están muy bien, pero creo que lo que te gana al final de un vino es el tacto.  La sensación de serosidad, la sensación de suavidad, la sensación de frescura, la sensación de calidez… esas sensaciones táctiles, que tú tienes el vino en la boca y te da algo diferente a otras bebidas. Otras bebidas no te tocan tanto como el vino.
C.S.
¿Cuáles crees que son los mayores defectos que puedes encontrar en un vino?
J.M.
Un vino que sea demasiado ardiente, o demasiado secante, o demasiado vacío o… Quiero decir, puedo admitir un defecto del color, un vino puede ser feo de color o incluso puede oler mal, pero donde no admito el defecto es en la boca. En la boca tiene que estar bueno. En la boca el sabor es importante, pero lo más importante en la boca es el tacto. La sensación táctil, la sensación de integración del vino con la boca. Cuando tú tienes el vino en la boca, si estás cómodo, si estas a gusto y te apetece beber más, el vino ha conseguido llegarte. Un vino puede tener un buen color y un aroma muy perfumado pero si no tiene un tacto que te permita estar con el vino dentro de la boca y tú estés disfrutando…
C.S.
¿Cuál es la mayor virtud que le encuentras a un vino?
J.M.
La sensación de equilibrio. Esa sensación de tener el vino en la boca y estar a gusto con él en la boca, estoy disfrutando y estoy desando beber otro trago.
C.S.
¿Cuál es la tarea más aburrida que te ha tocado hacer?
J.M.
Los análisis. Lo que más me aburría era la parte analítica. Realizar los análisis rutinarios. Eso me aburría mucho. Yo llegué al mundo del vino por esta parte, porque tenía una licenciatura en Química, iba a hacer mis prácticas. Me metí en un laboratorio porque era un químico nuevo y me ponían allí a hacer los análisis y me aburría mucho. Yo quería hacer vinos.
C.S.
¿No vienes de una familia vinatera?
J.M.
No, para nada. Mi padre está jubilado de una tienda de flores, ha montado ramos de novia, corona de flores, arte floral y mi madre es ama de casa. Ninguno de los dos ha tenido posesiones ni viñedos. Nada. Yo soy el primero de la familia que se dedica a esto. He plantado mis primeras viñas hace poco, pero por capricho, porque estoy en este mundo y creo que por allí tiene que ir mi futuro. Soy de capital, nací en Zaragoza, no había visto ni el campo ni una viña, seguramente hasta los 19 o 20 años.
C.S.
Hasta la fecha, ¿cuál ha sido el vino más interesante y cómo y con quién lo has degustado? O el que te haya llamado más la atención, que tú digas “este vino realmente me ha marcado”
J.M.
Pues posiblemente… probé un Aquilón, de Campo de Borja, una garnacha vieja. Lo probé en una cata profesional, en Zaragoza, de garnachas de alto nivel, que lo promovía el Campo de Borja, y me pareció un vino fuera de serie. Como experiencia personal, tengo otros vinos más quizás sencillos y más baratos y más accesibles que en algún momento determinado me han gustado. Por ejemplo hay un bobal, de esta misma bodega, “Casa Don Ángel”, que hemos probado ahora el malbec, que tienen un bobal que se llama “Casa Don Ángel Bobal” que es nombre de la casa, que a mí me parece uno de los vinos más brutales y con una mayor capacidad de evolución. Y está hecho con bobal 100%, de Utiel. Lo probé en un momento determinado con gente de la zona y desde aquel momento la bobal como variedad me pareció que tenía algo que hacer con ella.
C.S.
En tu último trabajo relacionado con el vino ¿cuáles crees que fueron tus logros más importantes?
J.M.
Lo último ha sido hacer un vino con 80 inversores, crowdfunding. Localizar un vino con un potencial grande de envejecimiento, para hacer un vino de guarda o de media guarda, pedir a tu entorno más cercano que te apoyara para comprar ese vino y envejecerlo y embotellarlo y conseguir que 80 personas apoyen y confíen en ti y sacar un vino que, de momento, está gustando bastante. Como experiencia profesional de idea, ya no de negocio, pero sí de modelo, y tal y como están las cosas ahora, me parece una experiencia para repetir y volver a hacer. Me ha emocionado el que haya gente que apueste por ti y que confíe en ti. Y ahora están probando el vino y me dicen les ha devuelto la expectativa puesta en mi trabajo.
C.S.
¿Qué proyectos e ideas tienes en desarrollo hoy en día?
J.M.
Lo último que he empezado es una bodega de Alicante, de la Marina alta, la zona de Calpe y Denia, que tiene mitad moscatel y mitad otras… tiene unas variedades tintas: algo de garnachas, algo de tempranillo, algo de monastrell pero también algo de sirah, algo de petit verdot. Es un proyecto que está empezando, acabo de firmar un contrato con ellos de colaboración durante los dos siguientes años para poner en marcha la bodega. Es una bodega en que partimos de cero, no hemos hecho ninguna marca, está el viñedo, está la bodega que tienen muy buena instalación, tiene acero inoxidable, tiene frío, tiene barricas, tiene de todo y todavía es virgen. No se ha hecho nada, está todo por hacer. La próxima semana voy allí y estoy muy ilusionado con que de allí salga algo nuevo y diferente, que marque una tendencia en la zona de Alicante. La bodega se llama Joan de la Casa. Un pequeño viticultor de Benissa, a 6 Km. del mar.
C.S.
¿Estarías dispuesto a cambiar de país por el vino? Si te tuvieras que ir ¿te irías?
J.M.
Seguramente, ahora no. Sí que me iría a hacer una experimentación, 3, 4 meses, una vendimia a otro país y si pudiera ser que aprendiera algo de idioma. Estoy estudiando inglés, he pasado dos cursos de inglés y sí que me iría bien esto. Pero ahora tengo una familia y es más complicado.
C.S.
¿Cómo ves a los jóvenes de hoy en día y qué esperas del mercado del vino?
J.M.
A veces me ilusiono porque veo gente joven que se acerca y que pregunta. Pero tenemos que bajar mucho el nivel del discurso. Cuando hablamos del vino tenemos que hablar de algo más fácil. La gente joven ve en la cerveza una cosa mucho más sencilla y algo más fácil que el vino. El vino. Parece que para beber vino haya que conocer y saber algo, pero realmente lo que tienes que saber para beber vino es saber disfrutar, y los jóvenes se dan cuenta de que la cerveza les da eso, un disfrute rápido, placentero, sin necesidad de pensar nada.
C.S.
¿Qué opinas de los vinos BIO?
J.M.
Como todo, un agricultor, un viticultor, un productor de vino que esté concienciado con su trabajo y en la naturaleza y el campo y considere que lo mejor para su vid es trabajar en un sistema ecológico, respetando lo máximo posible su viñedo, me parece estupendo. Siempre que el resultado en los vinos sea correcto, sea bebible. Al final, si haces vino bio o natural o cualquiera, el vino tiene que estar bueno. Si el vino no está bueno, partimos de una mala base para defender esa técnica. El vino primero tiene que estar bueno y si consigo hacerlo bueno respetando al máximo la naturaleza, fantástico. Pero primero tiene que tener unos mínimos para estar bueno y creo que todavía hay cosas que son difíciles de conseguir sin ……
C.S.
¿Por qué piensas que ningún vino de 100 euros es nunca 10 veces mejor que uno de 10 euros?
J.M.
¡Hace tiempo que dije esto! A ver. El precio de los vinos no es proporcional. Es imposible que sea proporcional. Un vino de 6 euros puede darte una satisfacción plena, si tú eres una persona normal, que ha consumido vinos normales y que te gusta el tipo de vino que te están ofreciendo en ese momento, un vino de 6 euros te puede dar una experiencia plena y gustarte para satisfacer tus expectativas. Sin ningún problema. El problema de una botella que vale 100 euros es que tu expectativa sobre esa botella va a ser 10 veces mayor que la de la que valga 10 y es muy difícil que te dé una sensación 10 veces mayor. Pienso que hay una parte de mito, de marketing, de marca, de nombre que influyen en ese precio y que difícilmente puede justificarlo
C.S.
Sabes que hay gente que abre botellas de Romanee Conti o algún otro por precios desorbitados!
J.M.
Hay vinos de precios desorbitados porque hay gente que quiere pagar. Simplemente es eso, y cada vez menos. Hubo un momento que había vinos de 20 euros porque había gente (constructores, políticos, …) que querían vinos de 20 euros en zonas de viñedos que no tienen capacidad para dar vinos de 20 euros, creo yo. Hubo un momento en el que si tú no pedías en la comida el vino más caro de la carta, perecía que hicieses de menos a la otra gente. Entonces, por esa demanda aparecieron vinos, que ahora han desaparecido, de entre 20 y 30 euros que ahora son los que están en el mercado por entre 8 y 14 euros y ¡son los mismos vinos!
C.S.
¿Condicionará el cambio climático a  España con respecto a los países del norte en la producción?
J.M.
Yo pienso que es una cuestión lenta, que la naturaleza es más lista que nosotros y se adaptará. Igual que en Jerez se hace vino en unas condiciones que difícilmente te puedes imaginar, aunque el cambio climático avance, la gente que hace vino en Jerez se adaptará. A nosotros aun nos quedan muchos paralelos para que nos afecte.
C.S.
¿Pararías un poco las compras de bodegas francesas, australianas y neozelandesas que están haciendo los chinos?
J.M.
Se está desvirtualizando de alguna manera. Hay una demanda artificial, porque ellos lo que están comprando es lujo, no están comprando vino. Yo no creo que alguien que compra una botella de 10.000 euros que sea un chino que haya tenido éxito en los negocios, que tenga mucho dinero y compre este vino por inversión sepa apreciar este vino. Me parece una alteración falsa del mercado. Para la bodega será cojonudo que llegue alguien y le pague.
C.S.
¿Qué me cuentas de la tienda de vinos Neyras Vins? ¿La sigues dirigiendo?
J.M.
No, pero te cuento. 
Es un proyecto muy chulo. Hace 5 años el dueño de un restaurante me planteó hacer una tienda de vinos en un local vacío al lado del restaurante, en paralelo al restaurante y que tuviera una cierta complicidad con el restaurante en el aspecto de vinos que se comprasen en la tienda se pudiesen tomar en el restaurante y hacer una pequeña central de compras conjunta entre el restaurante y la tienda. Me puse a trabajar para él. Al principio iba prácticamente todos los días, luego poco a poco creamos un tipo de tienda de vinos con una variedad grande de vino español, sobretodo, de bodegas no muy conocidas, de bodegas más o menos pequeñas. Intentamos defender ese modelo durante una temporada y fue bastante bien. La clave estaba en que la gente que venía a NEIRAS podía probar el vino. Siempre teníamos 10 o 12 referencias que se podían probar. Y había allí 2 sumilleres con un discurso sobre el vino, dando la posibilidad de probar vinos que no conocían los clientes. Probamos una copita de vino, estamos en el centro de Barcelona, estamos al lado de la catedral, no es una tienda de barrio, de relax, podemos dar un poco más. Se puso un servicio de ostras, luego se puso algo de cosas de picar y esa combinación trató de que la gente perdiese el miedo a probar y a conocer vinos diferentes a los que no estaban habituados.
C.S.
Cuéntame un poco por qué puntúas siempre del 70 al 100
J.M.
Por debajo de 70 me parece… Alguien por el hecho de hacer un vino, producirlo, embotellarlo y tal, para mí el 6 ya lo tiene porque ha hecho un esfuerzo. Si saca un vino correcto que no tenga ningún defecto evidente, que sea bebible el 6 ya lo tiene como nota. Una persona que ha hecho el esfuerzo de hacer un vino que se pueda beber no le puedo poner un 4 porque me parece que le estoy suspendiendo y el hacer un vino es complicado, es difícil. Empiezo a hablar de vinos que tengan a partir de 7 porque si para mí no tienen un 7, tampoco me gusta hablar de ellos. Me gusta más hablar de vinos a partir de 8.
C.S.
 ¿Te parece que a veces se abusa un poco en las descripciones de los vinos?
J.M.
A mí me da la impresión de que estamos expulsando a la gente que se acerca al vino. La estamos expulsando a bofetadas. Creo que hay que ser más sencillo y más natural y hay que poner las cosas fáciles para que la gente aprenda a que le guste el vino, a que le resulte placentero, aunque no lo sepa explicar. “Me mola, me gusta”. Ya está. No pidamos que describa los aromas o las lágrimas. Cuanto más sencillo sea, mejor. Hay vinos sencillos de explicar y hay vinos que son más complicados, pero a lo mejor el que se acerca al vino empieza por los más sencillos y después pasa a los más complicados, y al final todos vivimos de esto, pero lo que no puede ser es que estemos en un país productor de vino y que estemos consumiendo 4 veces menos que en Francia.
C.S.
Para ti ¿cuál es la diferencia más importante de España con los demás productores de vinos a nivel mundial?
J.M.
España tiene unas condiciones de horas de sol, de austeridad climática que a la viña le viene bastante bien, la falta de lluvia, y tal. De variedad de tipos de suelo. Pienso que puede que sea un enclave único. Una diversidad grande de vinos, de tipos de vinos. Además hay una tradición en la elaboración vinos Hacemos vinos españoles, hacemos vinos diferentes, hacemos vinos que la gente, incluso, los puede reconocer y con una variabilidad interna grande. Hay una nota común: son vinos de una zona soleada, más o menos cálida  y que tienen historia mucha historia.
C.S.
Carlos Schölderle - Juan M. Gonzalvo
¿Cómo te ha ido exportando?
J.M.
Bueno, es una cosa que llevo 4 años intentando. Tengo un socio, compañero, amigo, que es el alma del tema, porque habla inglés, conoce las negociaciones con los importadores, es el que está allí peleando. Estamos ahora empezando a obtener resultados. Después de bastante tiempo y de aprender a base de tropiezos, de errores y de equivocaciones. Creemos que hemos llegado a un punto en el que nosotros nos planteamos y nos presentarnos ante los importadores de los diferentes países como una gente que somos expertos en el vino español, en el mundo del vino español. A mí un Sr. de Canadá o de Noruega o de Hong-Kong me puede decir: “Mira, estoy buscando un vino español con tales características” y yo creo que puedo, que soy capaz de encontrártelo. Y ese es mi papel. Recogemos la oferta, y yo busco el vino de esta oferta. Eso sólo se puede hacer después de haber probado muchos y muchos vinos diferentes españoles. Yo creo que cualquier vino español que tú me comentes, me hables que te gustaría vender en Inglaterra, en Alemania o tal, creo que puedo encontrar quién te lo suministre, quién te lo sirva.
C.S.
¿Has tenido más facilidades que trabas para exportar?, ¿te han facilitado el camino?
J.M.
NO. Primero, a los propios bodegueros a veces les cuesta. Les dices “yo te voy a exportar y te cobro una comisión”, porque ¡tengo que vivir de algo! y se crea una desconfianza, una dificultad, no ven dónde está tu papel. “Si quieren comprar, que vengan aquí y me lo compren” Pero yo estoy haciendo un trabajo, estoy yendo allí, estoy llamando a la puerta del comprador y he conseguido que tenga un interés y quiere probar tu vino para comprarlo, pero claro, yo quiero una comisión sobre ese vino. Y el bodeguero dice ¡no! Si quiere mi vino, que venga y me lo compre. Pero es que no va a venir, es que he ido yo a su casa…Al final es un bucle que se rompe cuando encuentras un bodeguero que valora tu trabajo, valora tu interés y reconoce que estás haciendo una cosa buena para él.
C.S.
Juan Manuel ¿qué haces en tu tiempo libre?
J.M.
Ahora, cambiar pañales. Tengo un niño de 4 meses. Estoy dedicado full time, todo el tiempo que puedo a cuidarle a él.
En su momento hacía deporte, bicicleta, baloncesto… pero ahora prácticamente… tengo poco tiempo.
C.S.
Gracias Asador La Forja (Zaragoza Spain)
                                               In vino veritas, longae vitae!