Durante bastante tiempo me he abstenido de
hacer comentarios políticos, pero todo tiene un límite. Dentro de mí se está
gestando algo más que una sensación de despropósito de la clase política. En
realidad veo, leo y escucho informaciones que dicen que los vinos se están
exportando como nunca y que está haciendo que las bodegas no desaparezcan, cosa
que me parece maravillosa ya que está salvando a mucha gente de la bancarrota y
dando a conocer los vinos que se producen en todas las zonas de España. Nos han
enseñado que debemos ser competitivos y eso que tiene que ver con ser más
humano y querer ver más salvaguardas de un mundo que tal y como está no se ve
muy bien.
Yo no tengo la fórmula para cambiar un
sistema que está obsoleto y del cual todos somos responsables. Que yo sepa, el
Mundo es el que hay. Deberíamos pensar seriamente en exportar vinos que digan
en su etiqueta "Provengo del Planeta Tierra y soy responsable del trozo de
territorio que me fue prestado por un tiempo e intentaré dejarlo para que
también lo disfruten las generaciones futuras". Los garrulos que todo lo
poseen y quieren cada vez más y que no se encuentran satisfechos con lo que
tienen, hay que decirles que no hay dos planetas Tierra. Hoy, en el siglo XXI,
vemos todavía gente saltando vallas, pero hay algo peor que esto y es poseer
vallas mentales que lo único que hacen es retrotraernos al lado más salvaje de
la humanidad. Claro que quiero disfrutar de buenos
vinos, de un excelente maridaje y de una gran compañía, cuando nuestros
ancestros empezaron a utilizar la agricultura para no quedarse sin alimentos,
el mero hecho de comer y beber se transformó y se convirtió en algo social y
espiritual. Mucho se ha dicho de que queremos salvar al planeta de la
devastación y las guerras, pero seamos sinceros, cuántos de nosotros estamos
por la labor y nos conformamos con nuestra vida cotidiana.
Insisto en que no tengo la fórmula para
cambiar el sistema capitalista, pero yo puedo cambiar algo y ese algo está
dentro de mí. Un racimo de uva da para lo que da y muchos racimos hacen vino.
Pienso que si muchos de nosotros cambiamos quizás veamos la solución. Creo
sinceramente en mis hermanos y hermanas y en las madres que son las madres de
todos y no hay nada en este mundo que se asemeje a ser madre, por eso hay que
empezar a respetar a la Madre Naturaleza. No voy a dar clases de cómo ser mejor
ser humano y de cómo cuidar nuestro entorno, pero bueno, ¡alguien lo tiene que
recordar! No hay nada como tener libertad y hacer aquellas cosas que
deseamos pero debemos respetar nuestro entorno y dar a conocer lo que hacemos
sin temor a sentirnos enjaulados en un cuerpo o mente.
Nunca antes la humanidad ha tenido la
posibilidad de cambiar rápidamente pensamientos y hacer que la gente los escuche
como en la actualidad. Internet nos ha hecho universales. Pero cuidado, también
nos hace más individualistas y nos hace olvidar que somos seres gregarios e
imperfectos.
Después de escudriñar los diferentes
argumentos que me hacen humano, creo en todo aquello que refleja el sentir de
un pueblo. Sócrates les dijo a sus discípulos que debían pensar por sí mismos y
esto ha enseñado a la humanidad que existe la cicuta, por eso no se debe bajar
la guardia y creer que todo va a cambiar de un día para otro. Los genios políticos que nos representan han pasado a ser monstruos de clase alta que se benefician
y alimentan del sufrimiento de la plebe. Bebiendo vinos que la gran mayoría de nosotros
idolatramos y que tienen precios desorbitados. Pero ¿qué es esto? ¿a quién se
le ha ocurrido hacer de una bebida popular algo exclusivo para unos pocos? O
como pasa ahora, que se venden y se refugian fortunas en botellas que ni
siquiera saben si son auténticas o no. La inteligencia debería ser algo que estuviera
al servicio del ser humano y no representar la inmoralidad y la falta de
respeto al prójimo. Se mire como se mire, quod natura non dat, Salmantica
non praestat. A veces, ser menos inteligente no significa ser tonto
y no conocer el valor de las cosas. El vino es como la vida misma, representa
muchos valores que se han transmitido desde que el ser humano supo cómo hacerlo
y disfrutarlo. Por eso, si hay alguien que piense que el consumo ha caído en
picado en España, tiene razón.
También han subido los precios de la gran
mayoría de los vinos y la gente se ha visto envuelta en una crisis inventada
por los listos de turno y todavía encima les han dicho que la culpa era de
ellos. ¡Madre mía! ¡Cuánta falsedad! Propongo que piensen francamente: si alguien
viene y les dice que pidan lo que quieran y que sólo tendrán que pagar una
pequeña cuota por el dinero recibido y que como somos tan buenos te vamos a dar
también para el coche ¿qué harían?... Se
han aprovechado de la masa.
Nos vendieron el vino más caro y todavía se
están bebiendo las botellas que se han guardado en paraísos fiscales pagadas
con el sacrificio de mucha gente que fue tratada como ignorante. Pero qué falta
de respeto, qué atropello a la razón. Creían que no nos daríamos cuenta y que nadie
tendría el coraje de decirles cuatro cosas a la cara. Cuando pienso en que a
veces hay gente que sólo mira por sus propios intereses personales creyendo que
puede ir por ahí enseñando a ser como ellos,
siento nauseas. Cómo es posible que alguien que también es padre, madre
y hermano actúe de esta manera sin escrúpulo ninguno y riéndose de todos.
Descubrir nuevos vinos está bien y decirles
que está delicioso es algo que como escritor de vinos debo hacer. Dice una frase de
John Lennon “si eres honesto, tal vez no tengas muchos amigos, pero
serán los adecuados”.
Tengo la obligación de ser como un buen vino
y ese vino debe ser digno y respetar su terroir transmitiendo su generosidad en
la copa de la vida, que su muerte es lo más seguro que existe.
No lo olvidéis, estaré vigilando desde la
oscuridad de la cava y denunciando las malas uvas políticas.
P.D.:
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