jueves, 18 de diciembre de 2014

LA MALA UVA




Durante bastante tiempo me he abstenido de hacer comentarios políticos, pero todo tiene un límite. Dentro de mí se está gestando algo más que una sensación de despropósito de la clase política. En realidad veo, leo y escucho informaciones que dicen que los vinos se están exportando como nunca y que está haciendo que las bodegas no desaparezcan, cosa que me parece maravillosa ya que está salvando a mucha gente de la bancarrota y dando a conocer los vinos que se producen en todas las zonas de España. Nos han enseñado que debemos ser competitivos y eso que tiene que ver con ser más humano y querer ver más salvaguardas de un mundo que tal y como está no se ve muy bien.
Yo no tengo la fórmula para cambiar un sistema que está obsoleto y del cual todos somos responsables. Que yo sepa, el Mundo es el que hay. Deberíamos pensar seriamente en exportar vinos que digan en su etiqueta "Provengo del Planeta Tierra y soy responsable del trozo de territorio que me fue prestado por un tiempo e intentaré dejarlo para que también lo disfruten las generaciones futuras". Los garrulos que todo lo poseen y quieren cada vez más y que no se encuentran satisfechos con lo que tienen, hay que decirles que no hay dos planetas Tierra. Hoy, en el siglo XXI, vemos todavía gente saltando vallas, pero hay algo peor que esto y es poseer vallas mentales que lo único que hacen es retrotraernos al lado más salvaje de la humanidad. Claro que quiero disfrutar de buenos vinos, de un excelente maridaje y de una gran compañía, cuando nuestros ancestros empezaron a utilizar la agricultura para no quedarse sin alimentos, el mero hecho de comer y beber se transformó y se convirtió en algo social y espiritual. Mucho se ha dicho de que queremos salvar al planeta de la devastación y las guerras, pero seamos sinceros, cuántos de nosotros estamos por la labor y nos conformamos con nuestra vida cotidiana.
Insisto en que no tengo la fórmula para cambiar el sistema capitalista, pero yo puedo cambiar algo y ese algo está dentro de mí. Un racimo de uva da para lo que da y muchos racimos hacen vino. Pienso que si muchos de nosotros cambiamos quizás veamos la solución. Creo sinceramente en mis hermanos y hermanas y en las madres que son las madres de todos y no hay nada en este mundo que se asemeje a ser madre, por eso hay que empezar a respetar a la Madre Naturaleza. No voy a dar clases de cómo ser mejor ser humano y de cómo cuidar nuestro entorno, pero bueno, ¡alguien lo tiene que recordar!  No hay nada como tener libertad y hacer aquellas cosas que deseamos pero debemos respetar nuestro entorno y dar a conocer lo que hacemos sin temor a sentirnos enjaulados en un cuerpo o mente.
Nunca antes la humanidad ha tenido la posibilidad de cambiar rápidamente pensamientos y hacer que la gente los escuche como en la actualidad. Internet nos ha hecho universales. Pero cuidado, también nos hace más individualistas y nos hace olvidar que somos seres gregarios e imperfectos.
Después de escudriñar los diferentes argumentos que me hacen humano, creo en todo aquello que refleja el sentir de un pueblo. Sócrates les dijo a sus discípulos que debían pensar por sí mismos y esto ha enseñado a la humanidad que existe la cicuta, por eso no se debe bajar la guardia y creer que todo va a cambiar de un día para otro. Los genios políticos que nos representan han pasado a ser monstruos de clase alta que se benefician y alimentan del sufrimiento de la plebe. Bebiendo vinos que la gran mayoría de nosotros idolatramos y que tienen precios desorbitados. Pero ¿qué es esto? ¿a quién se le ha ocurrido hacer de una bebida popular algo exclusivo para unos pocos? O como pasa ahora, que se venden y se refugian fortunas en botellas que ni siquiera saben si son auténticas o no. La inteligencia debería ser algo que estuviera al servicio del ser humano y no representar la inmoralidad y la falta de respeto al prójimo. Se mire como se mire, quod natura non dat, Salmantica non praestat. A veces, ser menos inteligente no significa ser tonto y no conocer el valor de las cosas. El vino es como la vida misma, representa muchos valores que se han transmitido desde que el ser humano supo cómo hacerlo y disfrutarlo. Por eso, si hay alguien que piense que el consumo ha caído en picado en España, tiene razón.
También han subido los precios de la gran mayoría de los vinos y la gente se ha visto envuelta en una crisis inventada por los listos de turno y todavía encima les han dicho que la culpa era de ellos. ¡Madre mía! ¡Cuánta falsedad! Propongo que piensen francamente: si alguien viene y les dice que pidan lo que quieran y que sólo tendrán que pagar una pequeña cuota por el dinero recibido y que como somos tan buenos te vamos a dar también para el coche ¿qué harían?... Se han aprovechado de la masa.
Nos vendieron el vino más caro y todavía se están bebiendo las botellas que se han guardado en paraísos fiscales pagadas con el sacrificio de mucha gente que fue tratada como ignorante. Pero qué falta de respeto, qué atropello a la razón. Creían que no nos daríamos cuenta y que nadie tendría el coraje de decirles cuatro cosas a la cara. Cuando pienso en que a veces hay gente que sólo mira por sus propios intereses personales creyendo que puede ir por ahí enseñando a ser como ellos, siento nauseas. Cómo es posible que alguien que también es padre, madre y hermano actúe de esta manera sin escrúpulo ninguno y riéndose de todos.
Descubrir nuevos vinos está bien y decirles que está delicioso es algo que como escritor de vinos debo hacer. Dice una frase de John Lennon  “si eres honesto, tal vez no tengas muchos amigos, pero serán los adecuados”.
Tengo la obligación de ser como un buen vino y ese vino debe ser digno y respetar su terroir transmitiendo su generosidad en la copa de la vida, que su muerte es lo más seguro que existe.
No lo olvidéis, estaré vigilando desde la oscuridad de la cava y denunciando las malas uvas políticas.

P.D.:             

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